Cada vez más particulares y pequeñas empresas se lanzan a la inversión en el mercado inmobiliario mediante nuevas fórmulas. Uno de los modelos que actualmente está muy de moda es la compra para la rehabilitación. El objetivo de este modelo es añadir valor al inmueble mediante la reforma del mismo y, de esta manera, conseguir tener una revalorización de dicho inmueble, sacando la rentabilidad del proyecto en el momento de la posterior venta o en el posterior arrendamiento a largo plazo, con garantía de grandes grupos de gestión de activos y a precios que permitan rentabilizar con creces las gestiónes realizadas.
Este mismo modelo es el que utilizan algunos grandes fondos de inversión para sus proyectos.
Un claro ejemplo de esto es el proyecto que la empresa KKH Capital Group ha realizado en la antigua sede de la Fundación de Caja Madrid, edificio situado en la plaza de las Descalzas de Madrid. Esta empresa convertirá el edificio en un hotel de lujo de siete plantas con aparcamiento, modelo realmente rentable si contamos con la ubicación en la que se encuentra.
Además, han aparecido otras plataformas como Housers, dedicados al Crowdfunding inmobiliario con el objetivo de facilitar el acceso al pequeño inversor en la inversión inmobiliaria. Housers elige este modelo de compra y reforma para sus proyectos, mediante la contribución de muchos pequeños inversores que no pueden o no quieren correr el riesgo de hacerlo por su cuenta.
Mi experiencia en los distintos modelos de gestión de activos, tanto inmobiliarios como turísticos, me lleva a aconsejar el mejor análisis previo posible. No olvidemos que aportar valor a un inmueble requiere de distintas habilidades, tales como: conocimiento de la legislación y de las complejidades burocráticas, manejo de los tiempos de actuación de las distintas entidades involucradas, conocimiento del mundo de la obra para mantener bajos los costes de remodelación, una excelente planificación previa basada en un projecto de ejecución detallado en lo más mínimo para evitar sobrecostes y malas sorpresas, conocimiento de las necesidades de las empresas de gestión de activos y de los requisitos mínimos que estas necesitan en los inmuebles para su explotación y gestión del riesgo, entre otras.
Además hay que saber en que momento se encuentra el mercado y si hay riesgos de movimientos a la baja.
Hay que ser sinceros con nosotros mismos y preguntarnos de cuántos de estos conocimientos disponemos internamente a nuestra estructura y cuáles podemos comprar en el mercado. Si nos damos cuenta de que tenemos debilidades difíciles de solventar o que algunos procesos clave no dependen de nosotros y pueden ser difíciles de reconducir, lo ideal es buscar un proyecto más sencillo u otras formas de inversión.
No olvidemos que las inversiones inmobiliarias necesitan un elevado desembolso inicial y que si las cosas se tuercen será complicado salir de la inversión recuperando el capital invertido.
Es importante empezar siempre con los deberes hechos.