Cataluña en general y Barcelona en particular han sido los protagonistas de la recuperación inmobiliaria en España. Durante los últimos años, Barcelona ha experimentado una subida realmente importante en el precio del ladrillo, de forma más acelerada que otras ciudades de España.

Además, Barcelona ha sido una de las ciudades preferidas para inversores, tanto nacionales como internacionales, especializados en el sector inmobiliario.

Pero la situación actual está desacelerando todos los avances que se han producido.

La inestabilidad política y jurídica que se aprecia en Cataluña ha producido una gran desconfianza de los inversores. Esto se ha visto reflejado, tanto en la fuga de empresas que han trasladado sus domicilios fuera del territorio catalán, como en el sector inmobiliario. Podemos decir que al estado actual los inversores no se fían y han pisado el freno de sus inversiones a la espera de ver cómo evoluciona la situación.

Con los primeros datos en la mano, ya podemos decir que el tema de la independencia de Cataluña ha causado un gran daño a la economía, y que lógicamente la ciudad más afectada ha sido Barcelona, que ha sufrido una grandísima fuga de empresas e inversiones.

En mi opinión la situación actual es propicia para negocios en modelo de gestión de inmuebles ajenos, aunque antes de lanzarnos en compras tenemos que estar atentos de cómo va evolucionando la situación, esperando a que se tranquilicen las cosas y confiando en que se vaya recuperando la confianza que se ha perdido durante los últimos meses.